4 de abril de 2008

1º Aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba

Reproducimos a continuación los textos leídos por la compañera Susana Arghitu y el compañero Gustavo Moyano en el día de hoy en la plaza San Martín, luego de la movilización por las calles de nuesta ciudad.

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"...Nos llena de indignación y bronca tener que marcar el calendario docente con la muerte de un compañero. De otro compañero. En el período democrático que se abrió en 1983 ya cayeron bajo la represión policial el compañero Víctor Choque, la compañera Teresa Rodríguez y los compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.

Fue en la calle, en la ruta, donde nos hemos encontrado tantos años trabajadores y trabajadoras defendiendo nuestro salario, protestando contra el hambre y la desocupación, contra el desmantelamiento del estado. En las aulas hemos vivido a diario junto a alumnos y alumnas las consecuencias del modelo de exclusión, el modelo que habla de la copa que rebalsa pero nunca llega a los trabajadores y trabajadoras.

Ha pasado un año del asesinato de Carlos Fuentealba. Luchamos por ver caer a los responsables políticos, que tienen aún las manos manchadas con la sangre de un trabajador. Queremos justicia. Para que nunca más haya que dar la vida en la calle por defender la dignidad de nuestro pueblo. Un pueblo que aún espera que sus habitantes coman todos los días. Basta de esperar. Es hora de exigir con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra unidad, Juicio y Castigo.

Esa muerte no pudo callar a los compañeros de Carlos Fuentealba, y no nos puede callar hoy. Esa muerte nos impulsa a seguir luchando por una vida digna para todos y todas.

Porque la lucha de Fuentealba es la misma que estamos dando hoy los docentes en Río Negro y es la que se va profundizando en la Argentina: Es la lucha por una verdadera distribución de la riqueza, en beneficio del conjunto de trabajadores y trabajadoras; una distribución de la riqueza que nos transforme en una sociedad justa y solidaria..."


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"...Habían pasado pocos días del asesinato del compañero Carlos Fuentealba cuando un conocido músico de Buenos Aires publico en un conocido diario una llamativa reflexión sobre lo sucedido. Llamativo por lo que decía, pero también por lo que no decía. Nos hemos permitido modificar aquella versión, y el resultado es el siguiente:

Habían pasado unos días después del asesinato del compañero Fuentealba a principios de abril del año pasado, y apareció en un diario capitalino un texto del músico Mex Urtizberea, llamado “Pegarle a un maestro”.

Sin ánimo de corregir al autor, nos permitimos modificar algunas partes del texto original para compartirlo hoy con ustedes.

Lo sabe un chico de cuatro años, de la salita verde, que ni siquiera sabe hablar correctamente.

Lo sabe un chico de cinco años, que ni siquiera sabe escribir.

Lo sabe un chico de doce años, que desconoce todas las materias que le deparará el secundario.

Lo sabe un adolescente de diecisiete años, aunque sea la edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con certeza.

Lo saben su mamá y su papá.

Lo saben sus abuelos.

Lo sabe el tutor o encargado.

Lo saben los que no completaron sus estudios.

Lo sabe el que falta siempre.

Lo sabe el rateado.

Lo sabe el bochado.

Lo sabe hasta el que no quiere saber nada.

No se le pega a un maestro.

No se le pega a un maestro, no se le pega a una maestra, no se reprime, no se persigue, no se hambrea, no se negrea, no se miente, no se mata. No se mata.

Sea una piquetera, un trabajador, una desocupada, un luchador social. Siempre habrá voces que se levanten para pedir justicia.

Como les decimos a nuestros hijos e hijas: no se pega.

Lo sabe un chico de cuatro años, de cinco, de doce, de diecisiete, los que no quieren saber nada de nada, los bochados, sus padres, sus abuelos, cualquiera lo sabe, pero no lo saben algunos gobernadores.

Son brutos.

No saben lo más primario.

Lo que saben es matar a un maestro.

Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.

Lo que saben es golpearlos con un palo.

Lo que saben es dispararles balas de goma.

A los maestros. A las maestras.

A la clase trabajadora.

Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.

Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo con lo que el maestro dice o hace.

Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o no tenerla.

Pero no se le puede pegar a un maestro. No se le pega a una piquetera, a un trabajador, a una desocupada, a un luchador social.

No se le pega a un ser humano.

A los seres humanos no se les pega.

Y no lo saben porque son brutos.

Y si no lo saben, que lo aprendan.

Y si les cuesta aprenderlo que se esfuercen.

Que se vuelvan a sus casas y piensen en lo que hicieron y en lo que hacen, que reflexionen sobre lo que todo el mundo sabe menos ellos, que lo mediten, que sepan las consecuencias y no se lo olviden por el resto de su vida; ellos y los que los sucedan, ellos y los demás gobernadores, los de ahora, los del año próximo y los sucesores de los sucesores, que aprendan lo que saben los chicos de cuatro años, de cinco, de doce, los adolescentes de diecisiete, los rateados, los que no quieren saber nada de nada, los padres, los abuelos, los tutores o encargados, con o sin estudios completos:

Que no se le pega a un maestro. No se le pega a una maestra. No se le pega a una piquetera, a un trabajador, a una desocupada, a un luchador social

A otro ser humano no se le pega.

Sepan, conozcan, interpreten, subrayen, comprendan, resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran, retengan este concepto, aunque les cueste porque siempre están distraídos, presten atención y métanselo en la cabeza: los maestros son sagrados. La vida es sagrada..."



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A un año del asesinato del compañero Fuentealba,
seguimos con más vida que nunca

Nos llena de indignación y bronca tener que marcar el calendario docente con la muerte de un compañero en la calle. En ese lugar, en la calle, donde nos hemos encontrado tantos años las y las trabajadoras defendiendo el salario, protestando contra el hambre, la desocupación, y el desmantelamiento del estado. En las aulas hemos vivido a diario junto a los alumnos las consecuencias nefastas del modelo de exclusión en el que nos encontramos.

Ha pasado un año del asesinato del profesor de física y química, Carlos Fuentealba. Luchamos por ver caer a los responsables políticos, que tienen aún las manos manchadas con la sangre de un trabajador. Para que nunca más un trabajador tenga que dar su vida en la calle por defender la dignidad de su pueblo. Un pueblo que aún espera que sus habitantes coman todos los días su pan. Basta de esperar. Es hora de exigir con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra unidad, Juicio y Castigo.

Porque que esa muerte no pudo callar a los compañeros de Carlos Fuentealba, y no nos puede callar hoy; por el contrario, nos impulsa a seguir luchando por una vida digna para todos y todas.

La Unión de Trabajadores de la educación de Río Negro, marchará hoy viernes en Neuquén y también en nuestra ciudad. Porque la lucha de Fuentealba es la misma que estamos dando hoy los docentes en Río Negro y es la que se va profundizando en la Argentina: Es la lucha por una verdadera distribución de la riqueza, en beneficio del conjunto de trabajadores y trabajadoras; una distribución de la riqueza que nos transforme en una sociedad justa y solidaria.

Viedma, 04 de Abril de 2008








Paolo ETCHEPAREBORDA
Secretario General
UnTER Viedma